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  BORDEANDO EL RING 05-05-2024 23:28 (UTC)
   
 




 

agosto 15 10
MARTIN KARADAGIAN Y TITANES EN EL RING
by: El Viejo Zorro

UN POCO DE HISTORIA

 

"Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio." Así escribió sobre sí el más que talentoso escritor norteamericano Truman Capote (1924-1984).

Remedando la verba capotiana, a Martín Karadagian, armenio y español de ascendencia, argentino por nacimiento y trayectoria, autoproclamado campeón del mundo del catch y titán de Titanes en el Ring, no cuesta imaginarlo calificándose: "Soy un dictador. Soy celoso. Soy un creador de fantasías y un comerciante. Soy un genio."

 

También es justo impregnar otra imagen, con un psicodélico, surrealista campo de frutillas de fondo, allí donde nada es real y no hay nada de dónde agarrarse, porque ¿cuántos Martín Karadagian hay posibles?

Como única confirmación puede darse una fecha de nacimiento el 30 de abril de 1922, en un conventillo de San Telmo ("el más grande del barrio") y un apellido: Karadayijan. Después, propaladas por él mismo, existen muchas versiones de una vida.

La más consistente quiere mostrarlo con una infancia desdichada, casi justificatoria del parricidio ("mi padre, Hamparzún, fue una bestia, un matarife rico y amarrete que se cansó de pegarnos a mí y a mi hermana"), trabajando desde muy chico para ayudar a su madre, Paulina Fernández, en rubros aún habituales en infancias desprotegidas: lustrabotas y mendicante, bien que cada uno de los ítem con matices. "Yo fui empresario lustrabotas, compraba los cajones y se los daba a otros pibes para que trabajen para mí", explicó sobre el primer caso; "junto con un rengo, Media Gamba, repartíamos en los tranvías paquetes de caramelos, a los que primero manchaba con barro, así, junto a las monedas, me devolvían los caramelos", dijo sobre el segundo.

 

Simultáneamente, parece, inicia los pasos que un día habrían de dirigirlo hacia las tres sogas que abrazan la cuadrada lona de un ring.

 

La leyenda cuenta que, con 8 años, en la ciudad norteamericana de Detroit y en representación de la Asociación Cristiana de Jóvenes, consigue el título panamericano infantil de lucha grecorromana; cuatro años más tarde, en Londres, obtiene el título mundial de la categoría cadetes mayores ("la mismísima reina Isabel me dio el premio", aseguró más de una vez).

Vida peleada

Otra teoría sobre una vida karadagiana lo vislumbra hijo de luchador, barón Pashá de Armenia por herencia, y pródigo estudiante frustrado de violín. Como quiera que fuese, a partir de los 18 años, comienza a frecuentar el gimnasio del Luna Park, donde desde mediados de la década del 30 acostumbraba entrenarse la troupe de catch as catch can, agárrese como pueda, en inglés, llevado al habla popular a cachascascán.

 

Allí, el joven Martín, ya con su cuidada barba negra, amasado a golpes, pasó las de Caín, aunque -hombre perseverante al fin- consiguió entrar en el plantel que lideraban el inmenso Hombre Montaña y el conde polaco Karol Nowina. "Todos eran enormes, tipos de más de 100 kilos; yo era más bien chico y no muy técnico, sólo me quedaba hacerme el malo". Así, el aprendiz de brujo del ring comenzó a imponer su curiosa presencia cada martes, jueves y domingo, días de lucha en el Luna Park.

  

Para la década del 50, Martín ya era una especie de hombre fuerte de las espectacularmente violentas veladas nocturnas, odiado por las tribunas por su saña y falta de fair play, pero también admirado por un histrionismo a toda prueba, capaz de caminar de rodillas el cuadrilátero pidiendo clemencia, o dar pequeños saltos, colocar su mano en la frente y hacerle cuernitos al rival de turno.

 

Ya había recorrido el mundo, y, según alguna vez aseguró, matado a tres contrincantes en otras tantas peleas ("en 1946, en Estados Unidos, con una llave invertida a uno le quebré el cuello; en 1951, en Portugal, otro se rompió la columna vertebral; y en 1955, en Canadá, otro cayó fuera del ring y sufrió lesiones fatales"). También, a su decir, había conquistado y perdido sucesivamente varias fortunas, construidas trabajando tanto de luchador itinerante como importador de joyas y oro.

 

Es de esos días de vagabundeo internacional una postal selecta en su memoria que siempre gustaba referir: "En el "43 estaba en la isla de Creta y luché con quien después fue el Santo Padre Juan XXIII, el era luchador de grecorromana y libre." Finalmente, cuando la década del 60 comenzaba, Karadagian ya era todo un empresario del catch, un negocio que mermaba en tanto espectáculo de estadio, pero que en el oscuro pasillo de la decadencia vislumbraba, al final, una puerta entreabierta, una puerta cuadrada, luminosa, catódica: la televisión.

 

Y Karadagian, hombre ducho en el comercio, entendió quién era la llave hacia esa habitación que prometía un albergue placentero: el Capitán Piluso.
 

 Alberto Olmedo, en la piel del muchacho de la honda y sombrero marinero ya comenzaba a dar forma al bufo supremo que fue. Hubo un desafío y hubo un combate a localidades agotadas, evento que sirvió también para que Canal 9 inaugurará su equipo de exteriores.

 

 Fue el 12 de noviembre de 1961; ganó Olmedo con la ayuda de su entrañable compañero, Coquito, pero Karadagian cambió su derrota por un contrato para el año siguiente.

 

El sábado 3 de marzo de 1962 fue la emisión inaugural de un hito de la historia televisiva nacional, Titanes en el Ring (ver recuadro). A partir de ahí comenzó tal vez la etapa más famosa de Martín, quien poco a poco fue convirtiéndose en ídolo infantil, trastocando aquella máscara de ser dañino en una especie de abuelo bueno y fortachón.

La fama, en la lona

Varias peleas famosas protagonizó: con el ex boxeador italiano, alguna vez campeón mundial de peso pesado, Primo Carnera; con otro ex pugilista e ídolo nacional, el Mono Gatica; con el hermano playboy de la reina Fabiola de Bélgica, Jaime de Mora y Aragón; Bongo, un oso de dos metros; y -tal vez sumum onírico de todos los tiempos- con el Hombre Invisible, en donde a través del blanco y negro de la pantalla se veía a Martín debatiéndose en solitario, salir volando del ring y aparentemente recibiendo golpes casi mortales, mientras Di Sarli, el relator, narraba hechos, que, decía, sólo él podía observar gracias a que utilizaba unos lentes especiales, parecidísimos a los de soldador.

 

Preso durante casi todo un año, 1970, por una acusación de lesiones y extorsión a un ingeniero -llegó a decir que en realidad lo había matado en defensa propia-, siempre exigente con sus empleados ("Si llegan tres minutos tarde, los suspendo. Si se ponen mal el traje, los suspendo. Si se arreglan mal el pelo, los suspendo.

 

 Esto tiene que funcionar como un mecanismo de relojería: el absurdo y el humor también tienen sus reglas muy precisas."), padre felicisisimo de Paulina en 1974 ("Hoy me sentí el Rey Mago que alguna vez quise conocer", escribió el día que nació), con una pierna amputada en 1984 ("voy a volver y seré el Pirata Morgan", aseguró por aquellos días), actor de alguna obra de teatro, incansable matriz de ideas alocadas y muchas veces concretadas, cuando ejecutó el "vuelo del ángel" final, el 27 de agosto de 1991, terminó una película que el mismo Martín se encargó de proyectar a su gusto.

 

En el futuro, tal vez, cuando generaciones venideras quizá descubran algo de su magia, seguramente lo conocerán con un calificativo que a él -como muchas veces lo aclaró-, no lo ofendía sino que le agradaba: payaso.

En la televisión, un ciclo que dio pelea

El año de su debut, 1962 -el 3 de marzo se cumplieron 35 años- Titanes en el Ring no era el único programa que ofrecía catch por televisión. Esa temporada otras dos emisiones competían por el favor del público: Demonios del Ring y Lucha libre profesional.

Ese mismo año, una encuesta de la revista Tía Vicenta, construida con el voto de los lectores, ubicaba a Titanes... en el sexto lugar de preferencia, en una grilla que encabezaban Dr. Cándido Pérez, una tele comedia protagonizada por Juan Carlos Thorry, y Viendo a Biondi, humorístico del genial Pepe. El ciclo se mantuvo en el aire con intermitencias hasta 1988, muchas veces éxito absoluto de rating, con pico notable en noviembre de 1972 con la famosa pelea en el Luna Park entre Martín y la Momia.

Varios personajes míticos salieron de esa verdadera cantera circense, alguna vez compuesta por 75 individualidades: el indio Comanche, poseedor de los implacables "dedos magnéticos"; el estilizado y correcto Caballero Rojo (Humberto Reynoso; jamás encarnado por el ex diputado Norberto Imbelloni); el ancho Rubén Peucelle; la misteriosa y casi imbatible Momia (nunca actuada por ese tal de OD, planchador de trajes y secretario personal de Martín); William Boo, el árbitro más malo del mundo; Pepino, el payaso; y otros muchos nombres más (el enigmático Hombre de la barra de hielo; la Viudita misteriosa, por ejemplo) pasaron a formar parte de las preferencias del público, en su gran mayoría infantil, aunque, como no pocas veces confesó Karadagian, no eran pocos los adultos, algunos con rango gubernamental, que lo llamaban para que les consiga alguna ubicación.

 

Murió a los 69 años el 27 de agosto de 1991, y está enterrado en el cementerio de Recoleta. Un busto en la calle Pacheco de Melo al 1800, Buenos Aires, lo homenajea.


 

CURIOSIDAD:

 

Titanes en el Ring fue a Costa Rica como parte de la gira latinoamericana que hizo entre 1973 y 1974. En ese momento, Gerardo Wenceslao Villalobos era candidato presidencial. Titanes en el Ring se presentó en la Plaza de Toros de Zapote. Martín Karadagian era lo máximo en Titanes, el único que le quitó la máscara a la momia, y que tenía enamorada a la viudita misteriosa, por el micrófono empezaron a decir que se coreara su nombre y un hombre empezó a corear: GW GW, en un abrir y cerrar de ojos todo el estadio estaba coreando GW GW, por lo que Martín se disgustó y dijo que el retaba a ese tal GW lo que no se imagino es que GW tenía de todo menos miedo y le aceptó la pelea, la cual fue sangrienta, algo que nunca se había visto en Titanes en el Ring. Al final ganó GW pero para no dar de menos a su campeón la dieron como empate.



agosto 05 10
HISTORIA DE LA LUCHA LIBRE MEXICANA by: Viejo Zorro

¿Qué es la lucha libre?
 
Sus publicistas suelen anunciarla como un “deporte-espectáculo”. Los antropólogos pueden hablar de ella como una representación mítica en la que están en disputa los símbolos del bien y del mal, en la que se ponen en escena los valores de la sociedad personificados como héroes o villanos que hacen las veces de ídolos. Los politólogos casi seguramente recordarán aquello de al pueblo pan o circo y dirán que es una forma de alienación prefabricada que forma parte del aparato ideológico de dominación como el fútbol, las telenovelas o la música pop. Tal vez para el sociólogo el público que paga boleto de entrada a la arena o lugar donde se lleva a cabo, mayoritariamente de clase baja, acude a liberar el stress y la angustia causada por sus condiciones económicas y problemas relativos. Los estudios de los mercadólogos han de encontrar que es un entretenimiento tanto fuera como dentro de casa (vía TV) que tiene como meta a consumidores de bajo ingreso, pero que garantiza ganancias multimillonarias. El clasemediero ilustrado muy posiblemente piensa que es una farsa para chusmas iletradas, un show de mal gusto (naco). Más o menos todos tienen razón, porque la lucha libre es esto y más.
 
La lucha libre es una pelea sobre un espacio delimitado en forma de cuadrilátero o ring como el del box. Es un deporte de contacto, en el cual, aunque son válidas las patadas y golpes con manos y cabeza, lo característico son las llaves y contrallaves que tienen su base en la lucha grecorromana y el judo, a lo cual se ha añadido un conjunto de acciones que aprovechan las cuerdas y los postes del ring para impulsarse a sí mismos o a los rivales.
Se gana al colocar la espalda del oponente sobre la lona durante tres segundos o cuando se rinde, según determine el referee (dos de tres veces en México y una sola vez en Estados Unidos). Pueden confrontarse individuos, parejas, tercias o cuartetos de distintos pesos, y las categorías son hombres y mujeres, aunque en México hay una más, la de minis (enanos o gente de baja estatura).
 
¿Qué caracteriza a la lucha libre mexicana?
 
La primera empresa mexicana de este entretenimiento popular, llamada Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), fue fundada el 21 de septiembre de 1933 por Salvador Lutteroth, quién también compró el escenario donde habría de presentarse regularmente la lucha, al cual le dio el nombre de Arena México. Sin embargo, la lucha libre provino de Europa, según consigna el CMLL en su sitio en Internet (www.cmll.com), pues refiere que sus antecedentes en el país pueden datar de 1863 cuando el ejército francés incursionó en territorio nacional, y con certeza se sabe que en 1910 estuvieron en México las compañías del campeón italiano Giovanni Relesevitch y la de Antonio Fournier “trayendo entre sus estrellas al famoso Conde Koma y a Nabutaka. El choque de ambas empresas constituyó un espléndido negocio”. Asimismo, en 1921 arribó a México Constand le Marin, “quien dentro de su compañía presentó al León Navarro que había sido campeón medio de Europa en épocas pasadas. Vino también el rumano Sond y otros”.
Dos años después Marin trajo al japonés Kawamula y a Hércules Sampson.
 
La participación de luchadores extranjeros provenientes de Europa, Estados Unidos y Japón siempre ha sido importante en México —sea que se presenten por única ocasión, durante una temporada o se queden a radicar—, porque la afición gusta ver a sus ídolos vencer en gestas que parecen imposibles y refuerza su identidad nacional en la evidencia empírica de la superioridad del mexicano sobre representantes de naciones poderosas, como cuando en 1984 Canek (“el príncipe maya”) derrotó al francés André El Gigante, una mole de 225 k. y 2.23 m. de estatura. El caso es que la afición atribuye victorias así a supuestas cualidades como “el ingenio del mexicano”, a su picardía o a que el mexicano tiene “mucho corazón”. Actualmente luchan entre otros un combinado de rudos que se hace llamar la Legión Extranjera y entre los técnicos destacan el italiano Marco Corleone y el ruso Alex Koslov.
 
Para precisar, a diferencia de la lucha en Estados Unidos, lo característico en México es que hay dos bandos muy bien diferenciados: rudos (malos) y técnicos (buenos), por lo que todo luchador tiene que definir a cuál de ellos pertenece y ser congruente con sus atributos distintivos (que después se explicarán).
 
También es característico que muchos luchadores usan máscara que cubre además de su rostro su identidad: el luchador no se presenta con su nombre propio, como en el caso del box, sino con el de un personaje.
 
El primer luchador que se presentó con un antifaz se hizo llamar El Enmascarado, en 1934. Desde entonces la máscara en la lucha libre hace las veces de objeto mágico. Es el tesoro más valioso de un luchador, objeto de devoción o admiración por parte del público (entre el que hay quienes gustan ponerse máscaras como la de sus ídolos mientras están en la arena, compradas allí mismo) y un ícono que forma parte del universo simbólico del imaginario colectivo.
El uso de la máscara tuvo otra utilidad: los promotores y empresarios pudieron presentar simultáneamente a un  luchador en dos o más arenas muy distantes entre sí, en un país incomunicado, con población dispersa y de geografía agreste. El folclor de la lucha es parte del negocio.
 
Las rivalidades más acerbas entre los luchadores conducen a la disputa más importante, aquella en la que apuestan la máscara, en la que el perdedor debe quitársela delante de todo el público y entregarla su vencedor, decir su nombre y nunca más volver a usarla. Las luchas máscara contra máscara comúnmente resultan muy sangrientas debido a que los luchadores rasgan la del rival para morderle la frente o herirla con algún objeto.
 
Cuando un luchador no usa máscara, sea por haberla perdido o por nunca haberla utilizado, entonces apuesta su cabellera. Es decir, si pierde debe ser rapado delante del público, por lo que otros duelos particularmente sangrientos son los de máscara contra cabellera y cabellera contra cabellera.
 
La carrera de un luchador como ídolo se construye por mantenerse invicto en luchas de apuesta, hasta que logra retirarse como profesional preservando su identidad y a veces heredando su máscara y nombre a un hijo que habrá de defenderlos. Muy pocos lo han logrado.
 
¿Es real la lucha libre?
 
Hace una veintena de años un importante periodista de la televisión mexicana convocó a una serie de largas sesiones de discusión con la pregunta: “¿Circo, maroma, teatro o deporte?”. Participaron periodistas que delataban a la lucha libre como una farsa y, en contraparte, profesionales de ella que argumentaban sobre su veracidad. Lo que se debatía era si fingían lastimarse y si el resultado estaba previamente pactado. Los luchadores pudieron acreditar que sus heridas y lesiones eran reales, que los golpes que recibían o daban eran dolorosos, aceptaron que hay una teatralización de los golpes, las llaves y todo su desenvolvimiento desde que aparecen ante el público hasta que se retiran de su vista, pero difícilmente pudieron replicar que no hay una cooperación entre ellos para no lastimarse demasiado, y para que las llaves y contrallaves puedan realizarse.
 
De vez en cuando surgen este tipo de polémicas y los argumentos son más o menos los mismos, y destaca un programa de televisión norteamericano, titulado Exposed! Pro Wrestling´s Greatest Secrets (Don Weiner, NBC: 1998), que se dedica exhaustivamente a descubrir los pequeños detalles al respecto que pasan comúnmente inadvertidos.
 
Que el resultado a favor de unos u otros luchadores pueda estar previamente pactado, tiene lógica evidencia en que hay llaves y contrallaves que no podrían realizarse sin la cooperación determinada del oponente; en que algunas de ellas son poco dolorosas aunque se ven aparatosas o en que otras causarían lesiones de gravedad si se efectuaran con toda la fuerza o el peso de quien las aplica.
 
Algunos o muchos de los asistentes a la arena o que ven la lucha por televisión no ignoran que la lucha pueda ser una coreografía; sólo la disfrutan.
 
Es como en Matrix: la realidad es que vivimos en una pocilga y nos alimentamos de gusanos; la ficción es que podemos estar en un restaurante de lujo y comer filete. Depende de la elección que cada quien haga. Uno puede amargarse la vida y decir: “además de que estoy jodido me quieren engañar con esto de la lucha”, racionalizándola, analizándola para encontrar algún truco, o puede decir: “mi vida no es un asco porque ir a la lucha la hace agradable”.
 
Por eso en México quienes gozan de un nivel de ingresos y de gasto satisfactorio, así como de educación superior, generalmente no están dispuestos a comprar la lucha como una confrontación veraz. Siempre habrán de insistir en su carácter como simulacro. Al explicar las diferencias entre las formas de entretenimiento, Andrew Darley (2003: 85) afirma que las populares se basan en “modos de representación visual concebidos para estimular la curiosidad del ojo, para excitar y asombrar al espectador”, mientras que en las modalidades “propias de las clases dirigentes” lo importante es “la coherencia de la historia y la credibilidad de un universo ficcional”.
 
A fin de cuentas para la mayoría de los mexicanos casi todo aparece como simulación: los políticos no cumplen sus promesas de campaña ni son lo honestos que dice ser, las elecciones son fraudulentas, los jueces están comprados, las gasolineras expenden litros de 900 mililitros (de acuerdo con la norma oficial), los bancos cobran (comisiones) al ahorrador en vez de pagarle (intereses), en las bandas de delincuentes siempre hay policías, las cárceles están llenas de inocentes (gente que no ha sido sentenciada), en las calles principales hay puestos de venta ilegal de toda clase de mercancía ilícita, el celibato sacerdotal es doctrina, el ex abad de la Basílica de Guadalupe declaró que era falsa la impresión milagrosa de la imagen de la Virgen (después de enriquecerse y retirarse), es el país que más tinte para cabello consume en el mundo (parecer rubia es el atajo más fácil hacia la realización del ideal nativo de belleza), si en televisión una mujer luce especialmente atractiva la vox populi explica que “está operada”, etcétera, etcétera.
Por lo menos la lucha libre, aunque sea un simulacro, deja satisfechos a sus aficionados.
 
¿En qué radica el éxito de la lucha libre en México?
 
Así como en la mayoría de las películas de Hollywood o las telenovelas, en las que todo el público sabe de antemano el final —en que pierde el malo, gana el bueno y se casa con la muchacha bonita—, y nadie abandona la sala de cine ni apaga la televisión, el público de la lucha libre disfruta una y otra vez la puesta en escena de un relato que ya conoce. Pero a diferencia de cuando presencia un espectáculo mediatizado por la televisión o el cine, el público que asiste a la lucha libre siente que participa activamente y que puede contribuir a decidir el resultado por medio de sus gritos de apoyo a unos y de repudio a otros.
 
La lucha tiene una estructura narrativa codificada al modo de los productos de las industrias culturales: es simple, pues sus signos son ampliamente reconocidos por la gran mayoría, fácil de comprender en poco tiempo, y se presentación es agradable (Da Távola, 1991: 13).
  
Esto permite al aficionado promedio, de escasa escolaridad y pobre consumo cultural, entender de inmediato una trama ya conocida:
 
No quiere novedades, sino buenas representaciones. Cada lucha es más o menos previsible, el luchador técnico —el bueno, el justo, el héroe— sufre y generalmente gana al sobreponerse a la deslealtad combativa del oponente y a otras adversidades; en contraparte, el rudo —el malo, al antihéroe— sólo puede ganar por medio de la trampa o de la traición de un tercero en perjuicio de su antagonista.
 
La asistencia a la lucha —según explican los sociólogos Elías y Dunning respecto a la búsqueda de la emoción en el ocio (1992: 92-103)— es una ocasión que permite “experimentar el desbordamiento de las emociones fuertes en público” sin perturbar el orden social; y como acto mimético permite experimentar emociones de la vida real como miedo, compasión u odio, de un modo que se disfruta porque “no entraña social ni personalmente peligro alguno y puede tener un efecto catártico”. Que la arena es un espacio de catarsis es clarísimo, pues es uno de los pocos lugares en el que hay la posibilidad de que la gente pobre pueda insultar hasta el cansancio a alguien más poderoso, más fuerte, más importante , sin sufrir ninguna represalia a cambio. Generalmente es ella la que sufre el maltrato o el desprecio. En México, por ejemplo, el automovilista siempre tiene prioridad sobre el peatón para pasar.
 
¿Por qué la lucha es un fenómeno social?
 
En buena medida la importancia de la lucha libre en el imaginario colectivo popular es el resultado de su reiteración como tema en la producción de las industrias culturales nacionales. Por sus características narrativas la lucha libre fue antaño un tema exitoso en las historietas y en el cine, medios en los cuales se dotó a los personajes de los luchadores de tramas como héroes o villanos en sus vidas ficticias fuera de las arenas de lucha. De modo que Santo, el enmascarado de plata, es el máximo ídolo en la historia de la lucha libre mexicana tanto por sus hazañas en los cuadriláteros como por haber protagonizado más de cincuenta películas en los años de 1952 a 1973. Gracias al cine, (el) Santo personificó cualidades tanto de héroe como las de su nombre propio, santo: la castidad, el sacrificio, la modestia, la astucia, la valentía, la fortaleza, la bondad, la honorabilidad y otras. Con ellas y dotado de una modernidad subdesarrollada inspirada en Bond, con relojes intercomunicadores y relucientes cajas de cartón con foquitos parpadeantes, derrotó a toda clase de amenazas a la humanidad, fuesen delictivas, diabólicas o extraterrestres.
 
Se trata de un tipo de cine no tanto de bajo presupuesto como de bajo intelecto, que se caracteriza por la ignorancia y torpeza de sus productores y directores, quienes pretendieron inscribirse en los géneros de terror, policiaco o fantástico, pero por lo absurdo de sus guiones y su negligente realización acabaron por engendrar algo que solamente se le puede llamar cine de lucha, defectos que no obstaron para su éxito en taquilla.  
 
En una película, por ejemplo, Santo y Blue Demon, un luchador que lo acompaña, pelean simultáneamente contra “El Hombre Lobo”, “El Cíclope”, Franquestain (sic), “La Momia”, “El Vampiro” y los zombis (sic), pero el público en vez de reparar en la adscripción a distintas obras literarias de cada monstruo y en la falta de lógica argumentativa para que compartieran el mismo escenario en el México de los años sesenta, simplemente disfrutaba el triunfo de sus ídolos.
 
Pero en la medida en que la televisión fue adquiriendo importancia, la lucha libre ha tenido en ella un importante escaparate que contribuye a su socialización. Televisión y lucha hicieron click. Fue amor a primera vista. La inauguración de Televicentro, la estación de televisión de la empresa Televisa en el centro de la Ciudad de México, se dio en 1952 con una función de lucha libre. De hecho había un estudio que contaba con un ring para la realización del programa “Las luchas de Televicentro”. Pero las autoridades acabaron con este idilio en 1955 supuestamente por ser un espectáculo violento.
 
Desde entonces esporádicamente se presentaron algunas funciones, hasta 1992 cuando la lucha libre pasó de lleno a ocupar un espacio importante en la barra de la programación de televisión abierta, y una nueva empresa llamada Triple A firmó un contrato con Televisa, la cadena más importante, para transmitir semanalmente una función completa. Esta empresa revolucionó a la lucha libre mexicana para asemejarla a la World Wrestling Enterteinment (WWE) de Estados Unidos.
 
¿Cómo ha influido la televisión a la lucha libre? 
 
La televisión es nuestra píldora para entrar a la Matrix de la lucha. Es decir, la televisión hizo de la lucha, dicho en términos de Humberto Eco (1995: 220), de una mitopoyética espontánea una mitopoyética dirigida. De la mano de la televisión los luchadores transformaron su imagen y la lucha se espectacularizó. Aparecieron entonces luchadores-personajes creados y diseñados profesionalmente por la empresa Triple A tanto en su imagen como identidad, con uniformes y máscaras hechos de materiales modernos y vistosos, perfectamente estampados o confeccionados, que los cubren como si fuesen trajes de una pieza de la cabeza a los pies, al modo de los superhéroes del cómic estadounidense. Y muchos que ya existían fueron rediseñados como si fueran el resultado de una consultoría de imagen. A la vez, las arenas o los auditorios donde se lucha han sido dotados de la parafernalia propia: magnavoz, bailarinas, pantallas gigantes, iluminación, musicalización, un ring en forma de hexadrilátero, novedosas modalidades, etcétera. La vieja empresa, el CMLL, aprendió la lección: renovarse o morir, y pronto imitó el nuevo estilo de la producción luchística para ser también aceptada en la programación televisiva.
 
La lucha libre cobró entonces un renovado aire y el interés de las clases medias en calidad de televidentes o eventuales asistentes. Muchos van a las arenas porque quieren ver a los luchadores como estrellas de la televisión y quieren ver en televisión la lucha a la que asistieron. Es decir, actualmente el gancho más importante para agotar las entradas a una lucha es el anuncio de que la función se grabará para televisión.
  
El estrellato de los luchadores se ha potenciado gracias a que Televisa ha incluido a varios de ellos en el elenco de algunos programas, como conductores y entretenedores, o inventándoles episodios amorosos telenovelescos con actrices de moda o peleas con comediantes y otras celebridades .
 
El resultado es que la televisión ha hecho que la lucha en la arena sea un episodio catártico en el que se dirimen los retos que los luchadores hacen en distintos programas, y produce cortinillas que recrean la ficción de los personajes en su vida fuera de la arena, como en el caso de Místico, el máximo ídolo actualmente, a quien se muestra rezando y encomendándose a la Virgen de Guadalupe como parte de su preparación para salir adelante en luchas difíciles.
 
¿Está de moda la lucha libre? 
 
De la lucha libre hay influencias en otros fenómenos culturales, como el rock surf, que imita o interpreta la música de las películas de los años setenta como las de los soundtracks de algunas películas de lucha, por lo que varias bandas del género y fans de ellas visten camisas hawaianas y máscaras. Pero no es una moda, es lo que algunos llaman una escena, como existe la del ska o el trash. (Véase http://myspace.com/lostacapulco).
 
La lucha libre no está de moda, sino que tiene sus propias modas. Hoy puede decirse que entre la afición a la lucha libre en México está de moda la estadounidense de la WWE, que se ve en televisión de cable o que se adquiere en copias ilegales de DVD en la vía pública. Están de moda las camisetas negras que dicen “Perros del Mal”, “H B” (Hell Brothers) o “Guapos VIP”, en referencia a distintos grupos de luchadores. La moda es también Místico y todo lo que sea relativo a él.
 
De vez en cuando algunos artistas o intelectuales descubren en la lucha libre una fuente para sus creaciones, generalmente centradas en las máscaras, que da como resultado pastiches que se vuelven motivos predilectos de moditas del esnobismo travestido en actitud cultural de apertura y cosmopolitismo.
 
     Sus autores creen extraer de la cultura popular símbolos cuyo significado no son capaces de conocer plenamente por ser ajenos al contexto de su codificación social, y parecen decir: “Hey, miren que cool es todo esto. Wow, en la pobreza, el analfabetismo y la mugre hay una gran riqueza cultural con la que se divierte esta gente, pero que yo voy a dar a conocer al mundo de la bienales”.
 
Ingenuamente el artista de élite, el periodista extranjero y demás etnólogos creen que la lucha libre es una creación netamente popular, que ir a las luchas es como atestiguar una ceremonia de vudú, o que van a ser como los que llevan las cabezas reducidas de la Amazonia a los museos. Parece que no se dan cuenta de que actualmente la lucha tiene muy poco de espontánea y de creación popular, que es un producto de la televisión como las telenovelas y los reality show, programas que posiblemente no ven por ser para el consumo de las masas. Las máscaras son ahora como las corbatas desajustadas de la telenovela Rebelde, los luchadores como los cantantes que hacen playback y sus retos como la publicidad de la guerra entre los refrescos de cola.
 

 

 

julio 14 10
BIOGRAFIA DE CARLOS EDWIN COLON GONZALEZ.(CARLOS COLON).

“EL ACROBATA DE PUERTO RICO”.
by: El Viejo Zorro

Aunque nunca ha militado en grupo armado alguno, nadie ha luchado tanto ni derramado más sangre por defender el honor de su patria ante el abuso de los invasores, como “El Acróbata de Puerto Rico” Carlitos Colón, cuyas setenta cicatrices en la frente evidencian la hazaña del recio gladiador boricua.

“Muchas veces, los contrarios que venían aquí del extranjero, sobre todo los americanos, llegaban hablando mal de nosotros, y ahí yo siempre saqué la cara por mi pueblo. Luché contra todo el de afuera que vino a ofender a los boricuas”, dice con fervor Carlitos Colón desde su oficina en la WWC, cuya pared a sus espaldas exhibe una foto de don Pedro Albizu Campos. Por eso, cada vez que hacía su espectacular entrada al cuadrilátero, Carlitos usaba de tema y cantaba a orgullo: “Yo soy boricua, mi amor es Puerto Rico”.
Este aclamado luchador profesional bautizado como Carlos Edwin Colón González, ídolo de las multitudes y leyenda popular del “ring”, nació en el barrio Jauca de Santa Isabel el 18 de julio de 1948, en el seno de una familia humilde junto a siete hermanos, que debieron emigrar a Estados Unidos por la precaria situación económica. Carlitos tenía trece años cuando se sumó a la ola migratoria hacia el norte, y en sus ratos de ocio veía encuentros de lucha libre con las máximas estrellas del momento. Entre éstos, figuraban los dos grandes ídolos de la fanaticada boricua en Nueva York, los legendarios Antonino Roca y José Miguel Pérez, cuyas finas ejecutorias acrobáticas en el cuadrilátero hacían las delicias de grandes y chicos.

Ambos se convirtieron en sus ídolos y Carlitos admiraba mucho sus ingeniosas y certeras llaves, maromas, saltos y patadas voladoras para vencer al adversario, que era siempre el malo de la contienda. A esa edad quería ser ingeniero, pero ya sospechaba que se le haría difícil por la falta de oportunidades educativas que había para los pobres, de manera que de muy jovencito se fue encarrilando hacia la lucha libre, mientras cargaba compras por las calles de Brooklyn y completaba sus estudios primarios y la escuela superior allá en la Gran Manzana.

Buscando una salida a la pobreza, consiguió entrada a un gimnasio que se llamaba “Roca y Pérez Fan Club”, cuyo dueño conocido por “Barba Roja” era el instructor y le abrió las puertas para que desarrollara sus habilidades físicas y aprendiera el arte de la lucha libre. En la escuela intermedia había un equipo de acrobacia al que pertenecía Carlitos, y por las tardes cuando iba al gimnasio, incorporaba sus habilidades acrobáticas al rudo deporte cuerpo a cuerpo.

“Tenía trece años nada más cuando comencé, y no se me hizo difícil porque yo era el más jovencito y tenía todo lo que se necesitaba para entrar al deporte. Como era un niño y, modestia aparte, me criaron con respeto, me di a querer entre todos los mayores. Incluso, cuando no tenía dinero para pagar la cuota ayudaba a “Barba Roja” a limpiar el gimnasio. Así seguí hasta que me gradué de escuela superior, y al día siguiente ya tenía un contrato para debutar como profesional en la ciudad de Boston. Allí escenifiqué mi primera pelea profesional el 16 de febrero de 1966. Gané la pelea con un luchador que se llamaba Jobo Brasil y me pagaron quince dólares”, rememora con sonrisa afable.

A partir de entonces continuó su carrera ascendente por distintos estados y países durante los próximos tres años, hasta que llegó a la ciudad de Montreal en Canadá ya con cierta madurez y tal dominio del deporte, que le permitió cosechar múltiples éxitos en los cinco años que permaneció allí. Sintiendo el llamado de la patria ausente, en 1973 regresó a la Isla donde nadie lo conocía, donde la lucha libre estaba muerta y sólo se practicaba por temporadas.

Ese vacío del deporte durante el resto del año cautivó sus ambiciones empresariales, y ni corto ni perezoso, Carlitos se dio en fundar la famosa Capitol Sports Promotion, que levantó el deporte con espectáculos todo el año en los distintos pueblos de la Isla, y que luego transmitían por televisión con dramáticas entrevistas a los contendientes.  

“Fuimos nosotros los que corrimos la lucha libre todo el año. Como estaba empezando una nueva empresa, los luchadores que traía eran conocidos aquí, como José Miguel Pérez, Huracán Castillo, “Black Georgie” y otras estrellas del patio. Con ellos atraíamos al público que ya los conocía, y luego fuimos dando a conocer a muchos otros que después fueron estrellas también”, dice humilde el héroe de muchos.

Entre los extranjeros que trajo y dio a conocer -que eran los malos-, figuran Harley Race, Rick Flair, Ox Backer, Bruiser Brody y el sanguinario y grotesco troglodita Abdullah “The Butcher”, su eterno y más temido rival, con quien escenificó las peleas más salvajes recordadas por la afición. Entre otras, la cartelera cuando se enfrentaron Carlitos Colón y Abdullah en un “Lumberjack Match” con fuetes, pitbulls fuera del “ring” y alambres de púas para evitar que alguno escapara.

Al final, después de una violenta lucha donde hubo de todo, un ensangrentado Carlitos Colón logra hacerle su famosa llave, la figura cuatro, y gana la pelea, pese a que “Barrabás” se mete y le tira arena a los ojos (con el referee, como siempre, mirando para otro lado). “El ochenta por ciento de la sangre que he derramado ha sido luchando contra Abdullah ‘The Butcher’”, confiesa. Curiosamente, durante la prolongada rivalidad entre ambos, la cartelera que más público ha traído en una sola noche, fue cuando Carlitos se unió a su archienemigo Abdullah en septiembre de 1984 para enfrentarse a Stan Hansen y Bruiser Brody, con una asistencia estimada en 35,000 fanáticos.)

“La lucha libre es un espectáculo deportivo como los demás deportes, y a veces en las entrevistas se crea animosidad para provocar el interés por la lucha, como se hace en el boxeo también. Pero cuando se sube al “ring”, hay que dar el cien por ciento. Durante los años que estuve activo, nadie sabía quién iba a ganar hasta que se enfrentaran en el ‘ring’”, dice Carlitos serio, con el ceño fruncido por los golpes recibidos en su intensa carrera, que le han valido 17 campeonatos universales. “A veces, para promover el evento, uno le pone un poco más de chispa a las entrevistas, para crear ese interés y emoción, provocar que el público se motive y así poder vender el espectáculo”, acepta el conocido y querido promotor.

En la lucha libre, como en todos los aspectos de la vida, reina la vieja dicotomía entre el bien y el mal, los buenos representados por luchadores técnicos y limpios como Carlitos Colón, seres justos que dependen de sus habilidades físicas y mentales, versus los rudos o malos como Abdullah y otros luchadores tramposos que recurren a cualquier artimaña para llevarse la victoria: golpearle la cara con una manopla, darle por la cabeza con una silla, tirarle a los ojos polvos con sal y limón, cortarle la frente con vidrios y propinarle golpes ilegales, entre tantas otras barbaridades. Eran seres oscuros que llegaban a ofender, incluso, a la mujer puertorriqueña, contra los cuales debía enfrentarse el héroe nacional para defender el honor de todos los puertorriqueños.

A causa de esos feroces combates, hoy Carlitos tiene una prótesis en el hombro izquierdo y un padecimiento en la espalda que lo mantiene alejado activamente del cuadrilátero. Aun así, se siente feliz por el cariño que le sigue dando su gente, pensando humilde que no se merece tanto, aunque su figura haya tenido tanto arraigo popular.

“La masa se identifica con nosotros porque escenificamos la vida que ellos llevan a diario: luchar contra la realidad y triunfar”, dice filosófico, para luego añadir convencido: “Cuando yo he batallado con esos monstruos de 300 libras, los espectadores se veían en mí ellos mismos luchando y batallando contra el jefe, contra el invasor, contra el americano...”.


junio 30 10
BIOGRAFIA DE RAFAEL ANTONIO SANCHEZ (JACK VENENO)
By: El Viejo Zorro

Para muchos el mejor y más carismático luchador dominicano de todos los Tiempos. Nació en San José de Ocoa, República Dominicana el 2 de mayo de 1942. Realizó estudios académicos en Santo Domingo, hasta el grado de educación intermedia. Luego se dedicó al deporte, practicando béisbol, voleibol y baloncesto, ya adulto hizo el bachillerato, pensando hacer una carrera pero el tiempo no le alcanzó.

Cuando tenía 13 o 14 años veía las películas de El Santo (El Enmascarado de Plata) y eso le motivó a ser luchador. Cuando tenía 16 años en República Dominicana se practicaba la lucha libre, había un promotor que también era un comerciante llamado José A Brea Peña y fue dueño de varias emisoras de radio comercial, traía luchadores de México. Entonces aparte de las películas Jack se iba a ver las luchas, y un día cuando tenía alrededor de 17 años ingresó como amateur a practicar lucha libre. Ahí fue donde se hizo profesional a finales de los años 50.

 

A su madre no le gustaba, sufría mucho. Jack llegó en una ocasión hasta a ponerse máscara para que ella no lo supiera, pero su madre al fin y al cabo lo descubrió y después se dio cuenta de que era imposible que abandonara la lucha, esa era su pasión. Pudo llegar al profesionalismo y entonces después salió fuera del país. Ha luchado en el Madison Square Garden de Nueva York, en Los Ángeles, también luchó en México donde hizo pareja con el famoso luchador mexicano El Santo, y también con Blue Demon. También fue invitado a inaugurar el Safari Park de Puerto Rico para hacer una exhibición de lucha técnica enfrentándose a José González (El Invader I), quien fue el primer luchador extranjero en derrotar a Jack Veneno en el Madison Square Garden de la ciudad de Nueva York.

Durante gran parte de la década de los años 70, luchó para la Dominicana de Espectáculos de la República Dominicana y para la Capítol Sport Promotions de Puerto Rico (Hoy  World Wrestling Council (WWC)). Allí se coronó en una ocasión campeón en parejas de Norteamérica junto al luchador puertorriqueño José Luis Rivera (El Gigante de Carolina). Obtuvo por vez primera un título mundial (Campeón Mundial Peso Medio versión Europa), en la primera mitad de la década de 1970, al derrotar al luchador chileno Joe Mon Richard de quien aun conserva ese cinturón el cual tiene el nombre gravado de su antiguo titular. Más tarde derrotó a Relámpago Hernández quien sería su archirrival en su país, obteniendo el Capítol Sport Promotions Dominican Republic Heavyweight Champion. Uno de sus combates más memorables en la vecina isla de Puerto Rico fue cuando hizo parejas con su compatriota el luchador "El Puma" cuando se enfrentaron a "The Assassins" en 1975 quienes en esa década fueran sus más aguerridos adversarios en la vecina isla de Puerto Rico.

Fue en una ocasión campeón mundial peso completo de la National Wrestling Alliance (NWA), y seis veces campeón Mundial Semicompleto. Es el único luchador en toda la historia de la desaparecida National Wrestling Alliance (NWA) en haber sido Campeón Mundial Completo y Campeón Mundial Semicompleto al mismo tiempo, además del único luchador dominicano en haber sido Campeón Mundial en las 3 categorías más importantes (Completo, Semicompleto y Medio). Esto sucedió el domingo 19 de diciembre de 1982 cuando derrotó con una puesta de espalda al rudo luchador norteamericano Ric Flair en el Palacio de los Deportes de Santo Domingo, ante una asistencia de más de 14,000 fanáticos quienes abarrotaron por completo las instalaciones deportivas del techado dedicado a la memoria del inmortal del deporte Don Virgilio Travieso Soto.  Fue también varias veces Campeón del Caribe en parejas y Campeón Mundial en parejas en las cuales se destacan con los luchadores dominicanos Vampiro Cao, El Puma, El Príncipe Sabud,  el fenecido y carismático luchador enmascarado oriundo de Puerto Rico "Puño de Hierro", también con el luchador dominicano  oriundo de Santiago de Los Caballeros "El Caballero Negro" y también con el fenecido luchador dominicano radicado en Puerto Rico "Maravilla", entre otros.

Ese mismo año Jack Veneno vence en el estadio Hiram Birthon de Puerto Rico al famoso luchador norteamericano Tommy Rich, para de esta forma lograr convertirse de nuevo en el retador número uno al título que ostentaba Flair. En esa cartelera luchística se recuerdan combates tales como Víctor Jovica contra el norteamericano Roddy Pipper, El Caballero Negro contra Relámpago Hernández, entre otros. En total llevaron a cabo 4 enfrentamientos entre ambos teniendo a Jack Veneno en 3 de ellos como retador oficial y en 1 de ellos a Ric Flair como retador oficial.

Cabe mencionar algunos enfrentamientos con varios luchadores extranjeros tales como los Mexicanos  “Los Hermanos Muerte” y muy en particular con Tito “La Muerte I”, el Norteamericano Adrian "The Exotic" Street, el Mongol "Killer Khan", el Ecuatoriano Taras Bulba , el Guatemalteco el Monje Loco, el Mexicano "Buddy Montes", el cual mientras se enfrentaba a Jack Veneno  en un combate en el Coliseo Atlético de la ciudad de Nueva York, sufrió un paro cardíaco mientras combatían, muriendo este posteriormente en un centro médico a donde fue conducido por allá por el año 1974. Es aquí donde Jack Veneno consigue su segundo título mundial, el Campeonato Mundial Semicompleto versión NWA con un rival que desgraciadamente falleció por estar padeciendo de problemas de hipertensión arterial producto quizás entre otras cosas de que ya era un hombre de edad avanzada para el negocio (Rondaba los 40’s). También lucho frente a  el Mexicano Canelo Segura, el Argentino Pampero Firpo, el Mexicano El Judas,  el norteamericano Nick Bockwinkel, el Boricua Puño de Hierro, su rival más enconado de los años 80’s, al igual que el Ecuatoriano, el Muñecaso, la Octava Maravilla del Mundo Hugo Savinovich (Hoy narrador oficial para la cadena hispana de los Estados Unidos de la WWE) y otros tantos más cuya lista sería interminable. Sus 2 prospectos más destacados , con los que trabajo desde sus inicios fueron los luchadores Dominicanos El Terrible Veneno en el año  1972 en el desaparecido espacio “Lucha Libre Juvenil” que se transmitía todo los sábados a partir de las 10:00 a.m. en el viejo y desaparecido Hotel Jaragua, y el Caballero Negro de Santiago en el año 1980, con quien popularizó en Puerto Rico ese mismo año la famosa llave el Cuatro de Piernas con la cual llegaron a ganar la suma de US$10,000 dólares en la primera confrontación en pareja de ellos en dicha isla, al igual que en 1985 con la famosa llave “La Convención”, que tanto éxito le dio a este luchador oriundo de la hidalga ciudad de los 30 caballeros, el primer Santiago de América, siempre guiado como él decía por las sabías enseñanzas de su profesor Jack Veneno.

Pero sin duda alguna que su mayor rivalidad la llevó a cabo frente a Relámpago Hernández un destacado luchador dominicano quien venía de dar el salto de luchador olímpico a luchador libre en 1975, y quien para sorpresa de muchos en sus inicios era un luchador técnico, inclusive el mismo Relámpago Hernández  declaró al desaparecido periódico gratuito “El Expreso” hace unos años, que en sus inicios en la lucha libre profesional, de la mano del otrora gran luchador dominicano y empresario el Vampiro Cao (Arcadio Disla Brito), Jack Veneno más que su rival fue su ídolo. Estos hicieron que la Lucha Libre Dominicana desde finales de los 70’s hasta mediados de los 80’s se convirtiera en el programa de más rating en la televisión dominicana, lo cual convirtió a la República Dominicana en una plaza importante a nivel mundial en materia de Lucha Libre Profesional. La prestigiosa revista deportiva Norteamericana “The Ring” en una de sus ediciones correspondientes al 1981 llegó a considerar a Jack Veneno como “El Pequeño Gigante del Caribe”, inclusive por encima de figuras destacadas del Caribe y Centroamérica como Carlos Colón y Pedro Morales. 

Para finales de los años 80 fallece el promotor y dueño de Dominicana de Espectáculos Arcadio Disla Brito (Vampiro Cao) y dicha empresa pasó entonces a ser dirigida por el propio Jack Veneno, a partir de ese momento la dirección de la misma comenzó a tomar otro rumbo. Durante el transcurso del año de 1990, fue creada la "Dominican Wrestling Federation" la cual fue creada para hacerle competencia a Dominicana de Espectáculos, esta empresa estuvo compuestas desde sus inicios por la mayoría de los mejores luchadores que se encontraban en Dominicana de Espectáculos, desde el propio Relámpago Hernández, Los Hermanos Broncos (el Bronco #1 seria la figura principal), Johnny Gómez, Kimba, El Galeno, entre otros.

Para la mala suerte de Dominicana de Espectáculos, la DWF comenzó a ganarle en los ratings televisivos y hasta el propio Jack Veneno comenzó a perder popularidad, la DWF se caracterizó por traer varios luchadores de la vecina isla de Puerto Rico, como lo fueron Carlos Colón, El Invader #1, Huracán Castillo (al cual el Bronco #1 le arrebató el título Universal de la WWC) el ecuatoriano Hugo Savinovich, incluso se hicieron intercambios de lucha libre tanto en el país como en Puerto Rico.

La Dominican Wrestling Federation duró en actividad alrededor de unos dos años, ya que se dice que el propio Jack Veneno tuvo que ver en la desaparición de dicha empresa.

"Dominicana de Espectáculos" luego pasó a llamarse "Raff Sanzz Promotions", que era el nombre abreviado del propio Jack Veneno y fue hasta el año de 1995 que la empresa llegó a su fin y así terminó lo que sería una era, tanto en la televisión como en la vida de los dominicanos. Muchos opinan a que la caída tanto de la empresa como del desinterés del público se debió a que Jack Veneno no manejo bien la empresa Dominicana de Espectáculos después de la muerte de Vampiro Cao y no darle paso a luchadores jóvenes que venían subiendo, lo que provocó el disgusto tanto de algunos luchadores como parte del público que seguía el deporte.

Después de su retiro de la lucha libre Jack Veneno reapareció en la vida pública como Encargado de Deportes del Instituto de estabilización de Precios (INESPRE) en el año 2004. En el año 2006 decide postularse para las elecciones congresionales y municipales como Síndico (Alcalde) de Santo Domingo De Guzmán por el Bloque Institucional Socialdemócrata (BIS), consiguiendo un respaldo escaso por los electores. En agosto de 2007 fue nombrado Sub Secretario de Deportes, mediante decreto por el Presidente Leonel Fernández, cargo que ostente al día de hoy.

En julio de 2007 el luchador dominicano radicado en México Rafi Soto, organizó un evento luchístico en el país llamado "Lucha Mania #1" en el cual se le hizo un reconocimiento a Jack Veneno dicho evento contó con la participación de varios luchadores mexicanos y dominicanos, también participó su antiguo rival en el ring Relámpago Hernández (ya como luchador técnico). En noviembre del mismo año fue reconocido en los premios latinos 2007 celebrado en la ciudad de Nueva York por su trayectoria en el deporte.

Actualmente apoya en la medida de sus posibilidades y juzgar por su experiencia y sus años en servicio en este viril deporte de la Lucha Libre Profesional a la única empresa de lucha libre que existe en la actualidad en la República Dominicana, la Dominican Wrestling Entertainment (DWE). Definitivamente un orgullo y un símbolo de nuestra cultura popular.





junio 18 10
HISTORIA DE LA LUCHA LIBRE EN LA REPUBLICA DOMINICANA
By: El Viejo Zorro.

La Lucha Libre en la República Dominicana tiene sus inicios en los años 50, cuando se realizaron las primeras carteleras en el Teatro Atenas de la ciudad de Santo Domingo.

La calle Ravelo casi esquina Juan Pablo Duarte fue el lugar donde todas las semanas se daban cita estrellas como El Silencioso, El Cacique, Corsario Negro, Rayo y Relámpago entre otros. Quienes se encargaban de poner al público dominicano al filo de la butaca en cada una de sus funciones.

Ya para 1960 el Sr. Brea Peña moviliza a este grupo de luchadores al Coliseo San Rafael, donde podemos afirmar, se da la primera Época de Oro en este deporte en la República Dominicana. La visita de la crema y nata de la Lucha Libre a nivel mundial, como lo fueron Black Killer, Huracán Ramírez y El Estudiante dieron un nuevo giro al espectáculo, creando un verdadero éxito en la taquilla nacional.

 Para finales de 1970 y principio de 1980 da inicio una segunda fase de gloria. La cual se fundamento principalmente en estrellas locales, como lo fueron Vampiro Cao, Jack Veneno, Los Hermanos Broncos, Relámpago Hernández y Astroman quienes bajo la marca de Dominicana de Espectáculos se encargaron de llevar este arte, el cual solo era seguido bajo la taquilla en los coliseos, a la TV y la Radio. Creando un producto comercial sumamente exitoso, no solo a nivel de la capital de la República sino en todo el país.

Seguido por empresas como  Espectáculos Deportivos Tamariz, del Sr. José Nicomedes Tamariz y Cerda con sus estrellas Mr. Lee (E.P.D) y El Rudo Texas, junto al Gran Castillo, El Zacatecas, Mr. P I y Mr. P II y otros más, La Santo Domingo Sport Promotions  del luchador dominicano El Puma, junto a otros luchadores como el Internacional Asesino de Panamá, Flama Roja de México, Kimba y Los Puercos (Astromán II y Astromán III),  así como de Lucitania de Espectáculos quienes promocionaban su producto Los Ases del Ring con estrellas como el Indio Taino y El Bisonte.

En esta ocasión el Parque Eugenio Maria de Hostos se convierte en la casa de la Lucha Libre asi como el Anfiteatro de Color Visión Canal 9, con Dominicana de Espectáculos.

 A principio de los años 90 parte de las estrellas de Dominicana de Espectáculos se independiza y se crea la primera gran y seria  competencia para Jack Veneno y su grupo, encabezados por Relámpago Hernández inicia la Lucha Libre del Siglo XXI tomando como centros de comando el Teatro Paco Escribano y Radio Televisión Dominicana Canal 4. Es importante resaltar que este proyecto contó en su trayectoria con el apoyo de la WWC de Puerto Rico y Carlos Colón. Quienes en años posteriores logran contratar y sacar del ámbito luchistico nacional a una de nuestras principales estrellas El Bronco No. I.

Una significativa caída en el interés de la fanaticada asi como de los inversionistas genero que en los años 90 y principio del 2000 la Lucha Libre en la República Dominicana mostrara un ritmo decreciente. La entrada de espectáculos de Lucha Libre Internacional ( WWF, WCW ) por medio del cable, cambiaron nuestro panorama haciendo al público más exigente y obligando a los productores a invertir mayores sumas de dinero en los espectáculos.

La salida de estrellas locales asi como la falta de sangre nueva se unieron a las razones antes expuestas, para ser que el espectáculo llegara a los niveles más bajos en décadas.

Pero es en el 2005 que aparece una nueva luz del camino. Y se inicia el proyecto de la DWA a manos del Sr. Almonte. Esta vez el Club Los Cachorros de Cristo Rey fue la casa y nuevas estrellas como Osiris Sosa, Tony Cross, El Chico, El Guerrero, Sexyman se unieron a Relámpago Hernández en un nuevo intento. Pero solo fue cuestión de tiempo para que todo volviera al mismo lugar de oscuridad de años anteriores.

Para Agosto del 2008 surge la empresa DWE a la cabeza de Rico Casanova (Puerto Rico) y Relámpago Hernández, quienes intentan llegar a la fanaticada con un concepto de Lucha Libre renovado. Estrellas como El Bronco del Cibao, Osiris Sosa, Hércules Ferrini, Tony Cross y El Guerrero vuelven a la carga de la mano de figuras internacionales como Joe Bravo, Savio Vega, entre otros, a lo que se suman nuevos proyectos luchisticos, uno por parte de Raffy Sánchez y José Frías (El Caballero Negro de Santiago), denominado “Raffy Promotions”,el otro por parte Tony Gross llamado “CML” y otra  en el sector de Las Caobas "Explosivos del Ring" capitaneada por los veteranísimos El Rudo Texas y El Terrible Veneno, siendo la primera vez, en muchísimos años que tendríamos cuatro empresas de Lucha Libre en un mismo momento.

Esperamos pues, que esto sea solo el inicio de una tercera época de oro para este deporte en la Republica Dominicana.

 



 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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